miércoles, 23 de mayo de 2007

Leer y escribir: un enfoque comunicativo y constructivista.

Paulina Rivera.

Es imposible comprender, en nuestra sociedad, la adquisición de la lectura y la escritura por parte de los niños sin considerar el significado de la alfabetización en la cultura.
En un ambiente rico en materiales impresos, los niños comienzan a comprender las funciones particulares que la lectura y la escritura tienen en su grupo social.
El conocimiento del lenguaje escrito no es adquirido por el niño de un día para otro, sino que está dentro de un proceso complejo y prolongado en el tiempo. Por una parte, ha de acceder al código de la escritura, por otra, ha de acceder al lenguaje escrito como conjunto de los distintos géneros textuales.
En relación con este doble aprendizaje existen básicamente dos líneas explicativas que conllevan implicaciones distintas en cuanto a los planteamientos didácticos que de ellas se derivan:


a) La línea que considera que conocer el código es una condición para que los niños puedan acceder al conocimiento del lenguaje escrito.
b) La línea que considera que el conocimiento del lenguaje escrito, por una parte, y del código, por la otra, son dos saberes distintos con desarrollos propios y diferentes.


El enfoque comunicativo de la didáctica de la lengua, superando el nivel oracional, sitúa el foco de atención en el texto o discurso, reconociéndolo como la unidad real de comunicación, que está constituida por los géneros textuales que usamos en un contexto determinado, con una finalidad, y dirigidos a un destinatario.
El aprendizaje del código, en este contexto, es una actividad que tiene sentido.
Para pasar de ser un no lector, a un lector experto, se debe pasar por tres fases:

  1. La primera fase está constituida por el reconocimiento global de palabras y textos familiares.
  2. La segunda fase, los niños llegan a comprender las correspondencias entre la cadena escrita y la oral.
  3. En la tercera fase, la lectura es básicamente un reconocimiento global de configuraciones escritas.

La lectura es, ante todo, comprensión, es decir, construcción de una representación mental coherente de lo que se lee.
E. Ferreiro y A. Teberosky estudiaron cómo el niño construye sus propios conocimientos sobre la escritura y describieron la existencia de determinadas fases en el aprendizaje de la escritura:

  1. La primera fase se corresponde con el período en el que los niños diferencian ya la escritura del dibujo. Es la etapa de la escritura indiferenciada.
  2. En la segunda fase, utilizan un repertorio variado de grafías convencionales: es la fase de la escritura diferenciada.
  3. En la tercera, la fase silábica, los niños comienzan a establecer relaciones entre sus grafismos y los aspectos sonoros de la palabra (segmentación silábica de la palabra).
  4. En la fase silábico-alfabética, la cuarta, los niños se dan cuenta de la existencia de correspondencias intra-silábicas, pero no son capaces de segmentar todos los elementos sonoros de la palabra.
  5. En la quinta fase, los niños reconocen una correspondencia alfabética exhaustiva (etapa alfabética).


Los modelos cognitivos de composición del texto, señalan la existencia de los procesos implicados en la producción escrita. En primer lugar, la planificación, es decir, la selección y organización de las ideas. En segundo lugar, la elaboración del texto. En tercer lugar, la revisión, implicada no sólo en el escrito final, sino en todo el proceso de producción.
El aprendizaje no es lineal y aditivo, sino que procede por reorganizaciones de conocimientos de distinto contenido y nivel.

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